domingo, 9 de noviembre de 2014

Fortuna Sonríe - Gran Río












Los Gwich'in han habitado el límite noroeste del bosque boreal por generaciones. Ellos son parte de
 una casta conocida como los Athapaskanas de la que se desglosan muchas otras tribus con lenguaje y costumbres distintas.

El bosque boreal representa la extensión más grande de coniferas que existe en el el planeta. Abarca un aproximado de 6,500,000 millas cuadradas en las regiones del norte de Rusia, Canadá y Alaska y representan el 25% restante de los bosques intactos del planeta tierra. En América del norte las regiones de estos bosques se extienden hasta 1500 millones de acres del interior de Alaska a través de Canadá hasta el Océano Atlántico. Los bosques boreales están rodeados de un extraordinario mosaico de hábitats que se fusionan entre sí formando bosques, lagos, humedales, ríos y la tundra en el extremo norte.

El río Yukón es sólo uno de los cientos de ríos que labran ese territorio y dan vida y sustento a los arboles, a la fauna y a la gente de los bosques. La mitad del curso del río transcurre por Alaska y el resto por el Territorio del Yukón, donde habitan los Gwich'in de quienes recibió su nombre que en su lenguaje significa "gran río".

Mi perro Yukon hace honor a ese gran río, nombrado por ese gran pueblo habitante de esa gran región porque es un gigante de los pirineos de gran nobleza y porte.




Seguro que no soy la única que de niña sus padres le prometieron cosas. A mí mi padre me prometió que cuando cumpliera 10 años me regalaría un caballo. La mayoría de los padres lanzan ese tipo de promesas al aire pero yo creo que mi padre hablaba enserio; desafortunadamente cuando llegó esa fecha, las cosas no iban bien en casa, mi padre estaba desempleado y no teníamos mucho dinero. No obstante, él seguía con la idea de algún día tener un rancho y en cuanto lo tuviera cumpliría su promesa. Es muy gracioso pero ese fue el motivo por el que compramos a Yukon, el iba a ser el perro que iba a cuidar el ganado del rancho que no teníamos. En vez de eso Yukon se convirtió en el mejor amigo de Laika.

Como lo compramos en un criadero, sus padres y abuelos eran perros de registro. Era el perro más fino que habíamos tenido y estábamos orgullosos de él. Así que el paso siguiente más lógico era hacerlo competir en exposiciones. Conservamos muchas medallas y certificados de esos días. Él era un campeón. Él era como un príncipe, noble y sereno, gentil y valiente pero sobre todo robusto.

Recuerdo que una vez se me escapó y cuando corría por la calle, fue golpeado por una camioneta lobo pero él no se inmutó. Recuerdo que en otra ocasión, se escapó en la noche por la escalera de servicio y terminó corriendo por las azoteas de la cuadra pero como estaba oscuro en cierto momento se cayó de la azotea al jardín de la vecina. Yo no me di cuenta pero mi papá me contó a la mañana siguiente que tuvo que ir a las 3 de la mañana a tocarle a la vecina para sacar al perro a quien no le pasó nada.

Anécdotas graciosas como esas hay muchas, las más recurrentes tienen que ver cuando salíamos a pasear y él no quería volver así que se tiraba en el piso y siempre terminaba cargándolo. Me debí de haber visto ridícula con ese gigante a cuestas.

Hoy Yukon es un perro viejo y padece de problemas de articulaciones en su cadera y patas traseras a parte de que le acaban de diagnosticar cáncer de pulmón así que esos días de paseo han terminado. No obstante cuando visito a mis padres lo saco al jardín delantero y paso mucho tiempo asicalándolo. Él aveces no tiene fuerzas en sus patas traseras y es muy triste ver a un animal tan majestuoso arrastrándose, por otra parte él sigue igual de inmutable, pareciera que no le importa eso, él sigue sonriendo y haciendo su vida normal. A mi perro no le dan mucho tiempo más de vida, el veterinario dice que sus problemas respiratorios sólo van a ir aumentando con el tiempo.

Me gusta mirarlo dormir, él es como una montaña nevada cuando duerme, eterna e inamovible. Estoy segura que cuando muera lo va a hacer de una forma muy pacifica, de hecho estoy casi segura que se ira mientras duerme y no me puedo quejar por ello a pesar de que lo voy a extrañar mucho porque cuando estoy a su lado, me transmite mucha paz. Pero no hay nada que pueda hacer al respecto es sólo el precio por haber tenido un gran amigo.

Lo que más lamento es haber estado casi cinco años lejos de casa y poder pasar sólo un par de meses al año con él pero siempre cargo una foto suya conmigo, de hecho siempre cargo una foto de todas mis mascotas, de mis padres y de mis mejores amigos, son como una barrera de luz que me protege.

Estoy contenta porque la próxima semana iré a verlos. Siento como que cada vez guardo más aversión al tiempo que transcurre implacable, así que atesoro cada segundo que puedo pasar a lado te mis seres queridos. Cuando todos se vayan solo habrá silencio pero guardaré siempre conmigo sus enseñanzas, como no juzgar a nadie por su apariencia, disfrutar de las cosas pequeñas como los baños de sol, aceptar con alegría lo que tenemos, no renegar de la situaciones desagradables que nos pasan, o ser como un gran río.



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