Por donde empezar...pues ara empezar estoy cansada, con muchas cosas que contar y pocas ganas de hacerlo, es fascinante ver como los hilos del amor, el dolor, la vida y la muerte se entrelazan en una cosa compleja, intrincada, como una telaraña y que esa telaraña a la vez se funde en un tejido mayor conformado por todos los seres así que realmente el comienzo de cada historia no es más que un punto que toma de una historia mayor, mucho mas bella y compleja que cualquier otra de la que nadie realmente sabe su comienzo ni su fin.
Así que una vez más retomaré las cosas donde me quedé, brindando por un amigo en lo que pareciera ser el fin del mundo, el sol cayó tras las montañas, el viento soplaba con fuerza, el cielo teñido de malva, a lo lejos patos al vuelo y a mi lado alguien, sí ,esa era la mejor parte.
Y pesar de lo agridulce de la situación, me propuse a pasar un puente increíble después de todo ¿La vida se esfuma en un instante no? Una y otra vez Dios se encarga de recordármelo.
El fin de semana había sido perfecto, más que perfecto, el más perfecto que había tenido en mucho tiempo, de verdad que por un momento logré desconectarme del resto del universo, hasta esa llamada nefasta... era mi madre...sabía que debía haber apagado mi celular, pero no responder posiblemente habría sido peor porque mi madre es de la clase de personas que es capaz de aparecer en tu puerta si sospecha que algo ocurre y en ese momento era la última persona con la que me quería topar, así que respondí un tanto malhumorada.
Llamaba para decirme que un primo se había accidentado y me pedía que notificara a la familia para que todos pidiéramos por su salud. ¿Por qué yo? Pues porque fui nominada para administradora del grupo de la familia en facebook. Por supuesto que hice lo que me pidió, pero después de reportar eso, no le di mayor importancia, pues pensé que sólo se trataba de un par de fracturas, pensé que en cuanto fueran vacaciones de semana santa viajaría para visitar a mi primo y que todo estaría bien, además de que en ese momento tenía una distracción mayor, el resto del universo podía esperar.
El martes, de regreso a la realidad el día transcurrió con normalidad, aunque yo andaba más callada y ausente que de costumbre, no podía dejar de pensar en todo lo que había pasado la semana pasada. Ese día cuando volví por la noche de mi grupo de los martes, como de costumbre revisé los mensajes de mi teléfono....
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