martes, 2 de septiembre de 2014

Fortuna sonrie

Lucky es una mestiza, a simple vista nada sobresale en ella, no tiene un gran porte, ni siquiera una cola vistosa, de su linaje de pastores sólo queda un leve rastro, su sangre esta demasiado mezclada como para llamarla  "algo" . A mi perra lo que la adornan son viejas cicatrices de batallas perdidas o ganadas, según como lo quiera ver cada quien.

La primera vez que la vi era sólo una cachorra de los que llaman sin hogar. La recogí más por lastima que por algo que me hubiera particularmente llamado la atención de ella. Nunca esperé conservarla, pero las circunstancias nos unieron.

Le puse Lucky porque el día siguiente que la recogí, había un concierto de opera al que quería asistir sinembargo aun no tenia un boleto y cuando me dirigía a la taquilla, me interceptó un hombre y me extendió un boleto diciéndome que no lo iba a ocupar. No es que sea supersticiosa ni mucho menos pero a raíz de ese hecho quise llamar a mi perra Fortuna. Basándome en eso ahora creo que debí agregarle otro nombre o ser más especifica en lo que a la suerte refiere, pues la verdad sea dicha, que hasta la fecha, la suerte de mi perra ha sido agridulce.

La primera batalla al lado de mi perra la libré con los propios compañeros de la casa en la que entonces vivía, a pesar de tener el permiso de la dueña para tenerla ahí, algunos de mis entonces compañeros hicieron todo lo posible por deshacerse de ella y no eran nada sutiles pues solían dejarme mensajes  escritos diciéndome que si hacia tal o cual cosa, cuando yo no estuviera, se la iban a llevar a tirarla a otro lado, muy lejos según ellos, para que no pudiera volver.



De hecho en una ocasión "accidentalmente" se les salió de la casa pero afortunadamente  había tenido la previsión de ponerle un collar con una placa y de esa manera pude recuperarla. Al final opté por llevarla conmigo a todas partes, inclusive a la escuela."Felizmente"por ese entonces me había fracturado y me permitían estacionar mi camioneta dentro de las instalaciones y por otra parte el semestre estaba por terminar por lo que las visitas a la escuela eran muy cortas.

No hace falta decir que en cuanto terminó el semestre, cogí todas mis cosas, a mi perra y me fui para siempre de esa casa. Después supe que a los que vivían ahí les pasaron cosas malas, como por ejemplo asaltos, o asuntos personales que los obligaban a volver a sus ciudades, al final la dueña cómo no tenia inquilinos no pudo pagar la renta y también se tuvo que ir. No es que les deseara mal pero supongo que recibieron una dosis de karma.

En lo que respecta a mi perra y a mi volvimos a mi ciudad de origen, con mi familia, dispuestas a pasar un verano estupendo. Pero sin duda no exento de más batallas.


No hay comentarios:

Publicar un comentario